27 de octubre de 2009

El doble filo de la libertad de información en Internet: La Responsabilidad

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La responsabilidad jurídica por los contenidos que se vierten en internet es un tema oscuro y para el que nadie sabe tener una respuesta clara y precisa. Gracias a un trabajo que me propuso el profesor de Derecho Constitucional Lorenzo Cotino y toda la información  y videos que me facilitó, he podido hacer una pequeña reflexión al respecto que, como futura periodista, y también jurista, es algo que me parece muy interesante, y por ello hoy he decidido finalmente publicarlo aquí.

Muchos son los periodistas que miran con recelo a la creciente proliferación de blogs que existen en Internet. Y es que cada vez son más las personas que, por motivos políticos, personales, económicos o simplemente por ociosidad y diversión, deciden crearse una pequeña ventana en ese gran espacio que es la red para manifestarse, para decir lo que piensan, un poco su “yo también estoy aquí”.

Esta vía para ejercer de una manera más amplia nuestras libertades de información y expresión debería casi con toda seguridad ser aplaudida por los que más las ejercen y defienden en su día a día, los periodistas, los profesionales de la información. Pero paradójicamente son estos los que mayormente desconfían de los que utilizan esta libertad en la web como quieren.

El principal argumento para desconfiar de los bloggers e internautas es el de la calidad de la información que emiten. Una información precisa, contrastada, clara y real es lo que ofrecen los periodistas. Mientras que en las páginas de Internet normalmente se sirve un refrito de mucho y de nada, de pedazos de información que se encuentran aquí y allá, de palabras tecleadas sin pensar en las consecuencias amparados por el anonimato, por la falta de recursos para controlar la responsabilidad. Porque todo se centra, finalmente, en la responsabilidad de la información que se produce.

Un periodista debe ser siempre -en teoría- diligente en su trato de la información, existe un gran trabajo detrás de lo que se acaba ofreciendo al público, porque es responsable de lo que dice. Una televisión es responsable de las imágenes que emite, una radio se responsabiliza de la opinión que se manifiesta en ella, un periódico es responsable de las cartas que se publican -si su autoría no estuviese debidamente identificada-. Siempre hay alguien que se hace cargo. Y sin embargo, ¿qué pasa en la web 2.0? ¿Realmente sus usuarios utilizan la libertad como quieren?

La responsabilidad por los contenidos en Internet es como un fantasma, como un cuento para no dormir que a todos nos han contado, pero que luego, en la realidad uno no tiene clara su existencia. Con una Directiva europea que exime a los intermediarios de las páginas en la red -aunque sí les obligue a retirar el contenido ilícito-, pero que no deja claro cuándo se es intermediario y cuándo se deja de serlo, nos pillamos los dedos al intentar afirmar con rotundidad quién es responsable de qué.

Si decidimos que el responsable es el prestador de servicio de la página web, el problema recae sobre el de qué va a ser responsable. Se le exige cierta diligencia al controlar los contenidos que se viertan en su página web: en los foros existe la figura del moderador, en los blogs el propio autor deberá contener los comentarios que en su página se produzcan. Se pueden utilizar medios técnicos, como el que solo puedan interactuar en la página las personas registradas, los usuarios X, o Y. Pero, ¿hasta donde llega el control y cuando empieza esa peligrosa censura previa?. Si se comienzan a eliminar directamente todos los contenidos que, en una fiebre paranoica, se consideren que puedan ser ilícitos antes de llegar a ser apenas publicados, se acabará con el mayor tesoro de la red: su libertad.

Sin embargo, el decidir que el autor sea el responsable es un reto todavía más complicado. El anonimato que ofrece Internet es una barrera difícilmente salvable. Cada vez más los usuarios tienen conocimiento de cómo cambiar su número IP para que su rastreo sea más difícil, y prácticamente nadie da sus verdaderos datos en internet cuando va a publicar o a opinar. Y si opinan, muchas veces es precisamente por ese anonimato.
Tal vez en esos casos lo más fácil sea actuar siguiendo el ejemplo de EEUU y su aplicación del “Digital Millennium Copyright Act” y se borren directamente todos los contenidos ilícitos anónimos que pululen por la red.

De este modo se llega a la conclusión de que el tan solo hecho de buscar un responsable en la red es ya toda una aventura. La ausencia de interés en reformar la Directiva europea, y el lavado de manos del Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional no ayudan en nada a todos aquellos tribunales ordinarios inferiores que cada vez dan una respuesta diferente a las mismas preguntas. Cada caso tiene una resolución. Cada Sentencia una nueva doctrina. Si se intenta mirar de lejos para hacerse una idea de cómo se resuelve el problema de la responsabilidad por los contenidos ilícitos en la web 2.0 no se ve más que una mancha borrosa, muchas opciones pero ninguna respuesta clara. Al final se debe mirar con lupa, caso por caso, para poder resolver la responsabilidad. La contextualización del caso, atendiendo a cada circunstancia será lo que resuelva la duda de la responsabilidad: ¿Fue diligente el medio?, ¿participó en la creación de los contenidos ilícitos?, ¿conocía el que lo publicó que existían dichos contenidos?, ¿la página en la que se vertieron los contenidos era relevante?, ¿tenía el afectado posibilidad de réplica?.

En definitiva, al final son más preguntas las que ayudan a responder a si existe responsabilidad, y en tal caso quién es responsable y por qué.

Ante todo esto se precisa el cambio, una la reforma que ilumine toda esta oscuridad que existe entorno a la responsabilidad. Es más que necesario el vigilar los contenidos que se produzcan en la red, ya que la libertad puede convertirse en una anarquía en la que otros derechos –honor, intimidad, etc-se queden sin ninguna cobertura. Pero también se debe tener cuidado, sería una locura comenzar una caza de brujas contra todo aquél que opine en la red. Siempre existe quien utilizará esa libertad para atentar contra el honor de otros, para difundir mentiras, para en definitiva hacer un uso ilícito de ella. Pero más que cerrar el cerco de esa libertad, lo que nos llevaría a una peligrosa y temida censura, deberíamos valorar todas las opciones que la red y su libertad nos permiten. En China los bloggers son considerados unos héroes que se atreven a contar la verdad de lo que ocurre, esquivando la opresión y manipulación que existe sobre sus medios de comunicación. Y sin tener que ir tan lejos, aquí en España, un lugar donde los medios están controlados por los intereses económicos y políticos, la red permite una libertad de expresión que en ningún otro tiempo ni lugar se hubiera llegado a soñar. Una libertad, que los mismos periodistas amantes de la información jamás deberían olvidar. Y que tampoco los juristas ante la vigilancia de la responsabilidad en Internet, deben hacerlo.

22 de octubre de 2009

Ha sido él

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Cuando un niño rompe el jarrón favorito de mamá o le pillan robando caramelos, normalmente no duda ni un momento en señalar al primero que encuentra en su camino y soltar con voz estridente un “¡ha sido él!”. Esta frase, que al escucharla a los adultos les hace gracia y sonrien con disciplencia a los niños con cara de pillos que las repiten, queda arraigada en nuestra conducta y cuando crecemos continuamos repitiéndola. En el instituto no suspendemos porque no hayamos estudiado, si no porque el profesor nos tiene manía. Ha sido él. En el trabajo, el jefe nos riñe porque, sencillamente, es un cabrón. Es, en definitiva, culpa de él.

Es deporte nacional señalar al de al lado y echarle la culpa de todo. De hecho, hasta los políticos lo hacen. Y eso es lo que ha pasado en el PP valenciano. La trama del caso Gürtel, a menudo tildada de conspiración, venía amenazando desde hace tiempo con estallar en la cara de los dirigentes del PPCV, y cuando eso ha ocurrido, alguien ha vuelto a alzar el dedo y señalar al cabeza de turco. Esta vez le ha tocado a Ricardo Costa. Ni sus amargas lágrimas ni sus intensos esfuerzos por conseguir mantenerse entre los que se salvaban han servido de nada, pues quien decidió señalarle era alguien mucho más pillo, que estaba por encima de él.

En un caso en el que había más de 70 imputados se ha llevado el premio gordo el único que no tenía papeleta. Y es que Costa ni siquiera aparecía como imputado en el sumario del caso. Sin embargo, ha sido el elegido. En Madrid se señalaron a los tres o cuatro imputados y los cesaron en el acto. El caso de Costa ha ido un poco más lento, como una dura tortura en la que casi podíamos verle sufrir cada vez que le preguntaban cuando se iría del PP. En la que casi podiamos imaginar como miraba a uno y otro lado, tembloroso y asustado, esperando que el dedo acusatorio que empezaba a alzarse desde Génova, de repente, se desviara de su camino.



“Ha sido él”. Ya se ha dicho. Le ha tocado. Costa ha caido. Y sin embargo, los imputados continuan, el caso sigue abierto, el verdadero culpable sigue escondido entre las sombras. La pregunta que surge ahora es qué pasará, ¿sonreirán los adultos complacidos ante esta acusación? ¿Dejaremos que la pilleria continue? Por el momento muchos son los que sonríen henchidos marcándose el tanto. Pero esta vez, “ha sido él”, no debería ser suficiente.

20 de octubre de 2009

Cada vida importa

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Ese era el lema de la manifestación contra el aborto que se produjo el pasado sábado en Madrid. Estos grupos “pro vida” están realizando una gran campaña contra el aborto, incluso contaron con el apoyo de políticos de la talla de Jose María Aznar, Esperanza Aguirre y Maria Dolores de Cospedal. Guau.

No voy a volver a hablar sobre el tema del aborto, porque ya lo comenté en su dia sólo me remito a la idea principal de lo que dije: cada uno es libre de decidir, sobre todo si se tiene claro que una cosa es una célula y otra un bebé. Entiendo que aquí cada uno tiene opinión, respetable siempre, igual de respetable que la opinión de quien decide, y me parece bien incluso básico que se permita elegir.

Lo que realmente me ha llamado la atención de esta manifestación ha sido, cómo no, la presencia del ex presidente ElRanchero. Cuando vi la noticia por televisión no podía dejar de esperar de un momento a otro que apareciera con una pancarta defendiendo el derecho a la vida y diciendo “estamos trabajando en ello” sonriendo felizmente a las cámaras.

Bromas a parte, voy a ir directa al tema: me parece una enorme hipocresía y especialmente indignante que un señor como este que ha alardeado de consumir las copas de vino que le de la gana cuando va a conducir (pese a los accidentes a menudo mortales que provoca el alcohol) y que nos condujo de una manera directa y sin ningún tipo de remordimiento a una guerra (y con ello a matar vidas) se ponga delante de un cartel con un corazón sonriente a defender ¡la vida! y encima, que diga que el Gobierno con esta reforma de la Ley “está sobrepasando todos los límites”.
Aplausos.

Volvamos al lema de la manifestación: cada vida importa. Cada vida importa señor ranchero (le llamo así por no decir cosas más desagradables). Incluso las vidas de las personitas que viven en Iraq. Incluso la de los militares que envió usted a una guerra que no tenía sentido alguno. Incluso a la de los conductores que van por la carretera y a los que “nadie les dice lo que tienen o no que beber”.

Pero tal vez es que ese lema solo sirve para aquellos que no han nacido aún. Para aquellos corazones que todavía no laten. Para aquellos que, en muchas ocasiones no han llegado a respirar en muchas clínicas privadas que practican la interrupción del embarazo, que llevan funcionando sin problemas incluso cuando este indignado contra el aborto señor Aznar, gobernaba el país.

Pero no pensemos mal, tal vez este hombre envió a sus tropas a matar a Iraq con una orden: no disparen a las embarazadas, que un feto es una vida. Y puede que no se enterara de la existencia de estas clínicas.

Si realmente toda esta gente que se manifestó lo hiciera por el derecho a la vida, estoy convencida que deberían haber sentido ASCO de que un personaje como este se uniera a sus filas. Por que un personaje, en cuyas manos hay más sangre que en la de la mayoría de los médicos, se ponga a gritar junto a ellos por la vida.
Y encima, les debería dar todavía más asco que la principal noticia de su manifestación fuera la presencia de este… señor. Y no lo que pedían.

Por cierto, que el pasado fin de semana hubieron otras manifestaciones. De hecho se llevan produciendo toda la semana por más de 50 ciudades españolas. Me refiero a la manifestación contra la pobreza, organizada por movimientos contra la pobreza como pobrezacero.

Pero claro, su eslogan no mola tanto y los políticos o ex políticos no se han enterado. Ni siquiera muchos medios de comunicación.

Debe ser que el derecho a no morirse de hambre tirado en la calle, en cualquier país, en cualquier lugar, no tiene tanto tirón como el derecho a la vida de un feto.
Oh, wait. ¿El lema no era “cada vida importa”?

16 de octubre de 2009

21 días haciendo el tonto en el trullo

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Así es como se titulará el nuevo reportaje de la periodista de “21 días” Samanta Villar, si el juicio en la que se le acusa de robo acaba con una sentencia condenatoria.

El primer reportaje que vi de ella fue el de 21 días sin comer ni pan, algo así como 21 días anoréxica perdida. En él, Samanta se pasaba esos días bebiendo agua y quejándose del hambre que tenía, de lo cansada que se sentía y de que en realidad, perder peso tan rápido le estaba gustando peligrosamente. Mientras, en el reportaje se alternaba su historia con la de gente que Realmente sufre de desórdenes alimenticios. La verdad es que me pareció una basura y un insulto lo que hizo esta “reportera” hacia los verdaderos enfermos. Pasar 21 días sin comer no es experimentar una enfermedad que, normalmente, marca de por vida a estas personas y que se manifiesta durante años y años.

Pero es que en el siguiente logró superarse, fumando porros durante 21 días… ni siquiera lo vi, con el título tan absurdo me pareció suficiente. Si queremos saber lo que es estar 21 días fumando porros nos vamos de vacaciones a Ámsterdam. O mejor aún, nos bajamos al parque de al lado. O no, espera, ¿qué tal si vamos a alguna asociación de ayuda contra la drogadicción?

Nada. Esta tía mola. Claro que sí. Mola tanto, que su próximo reportaje va a ser desde la cárcel. Sí, sí, porque esta periodista, queriendo meterse tanto en el papel de la vida de un gitano de las chabolas, condujo un camión con el que robaron hierro. Esta presunta colaboración en un delito le ha llevado a un juicio en el que comparte banquillo con cuatro de sus compañeros de chabola. Aunque por ahora la última noticia es que en sus declaraciones los colegas le han exculpado, su participación está más que probada (ver video) y algo seguro que pasa.

Samanta y Cuatro, dicen que todo se hizo desde un enfoque informativo y que la periodista no tenía ni idea de lo que iba a pasar. Bueno. Me gusta la libertad informativa. Me encantan los reportajes y documentales que van más allá. Pero es que esto me parece una soberana estupidez.
No creo que vaya a la cárcel, más que nada porque si no tiene antecedentes aunque se hubiera cargado a uno de los de la chabola no entraría en prisión (nuestro sistema legal es así de chachi), pero vamos, que se ha “comido un buen marrón” eso está claro.

Querer mostrar una realidad no significa que uno se tenga que estar 21 días haciendo el tonto. Porque pasar 21 días en una situación no te enseña realmente lo que viven esas personas. ¿Iimaginais que en un documental de los leones africanos el reportero decidiera convivir con ellos para contarlo?, ¿se cortaría una pierna para saber lo que siente un inválido?, ¿se “alquilaría” un cancer durante 21 días para entender a un enfermo?

Personalmente, sobre la denuncia creo que son ganas de fastidiar, pero me parece algo curioso el caso. Además, eso le pasa por morbosa, para la próxima que se vaya con los del caso Gürtel, que ellos sí que saben. Y además es más actual.

pd: vídeo del momento del robo

1 de octubre de 2009

El ppliculón: El bueno, el feo y el malo

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El ppliculón montado en valencia en torno al caso gürtel es digno de un director de la talla de Spielberg, rey de la ciencia ficción. Además es que no falta ningún ingrediente: tenemos corrupción, también El malo, tenemos la Conspiración, El bueno, el Plan maligno, la poli, los periodistas enredando, los trajes molones, a La chica, el dinero negro y ,por supuesto, El feo.

Hasta hace unos días nos venían contando que el argumento de la película era este:

>>El bueno estaba gobernando tranquilamente siempre en pro de los ciudadanos que tan ciegamente le admiraban y le querían. De repente llega El malo con todo un Planazo maligno: crea toda una trama de Conspiración para tachar el nombre de El bueno. Con este plan señalan a El bueno de Corrupto por recibir unos Trajes –bastante molones- a cambio de dar a dedo unos contratos públicos (Pequeña aclaración: la administración pública –aquí Consellería- lsaca a concurso unos contratos públicos en el que se elige a una empresa que debe reunir unas condiciones de presupuesto, calidad y eficacia determinados. De modo que la que reúne las mejores condiciones se le concederá este regalito de contrato, por el cual se embolsa una cantidad considerable y por ello muchas empresas luchan por él. Todo esto del concurso -en el que repito se elige a la Mejor empresa- se hace en base a lograr el mayor beneficio para la Sociedad y el Interés General). Los Periodistas que enredan empiezan a sacar a la luz conversaciones y pruebas que ponen aún más en jaque a El bueno. Ante esta situación El feo decide actuar y empieza a montar un montón de numeritos para darle todo su apoyo a El bueno, frases a lo La fuerza está en ti como cuando le dice “Creo en ti” consiguiendo que la opinión (¿?) pública vuelva a creer en El bueno y a darse cuenta de que todo es un Plan maligno de El malo. Así La chica –que lleva unos bolsos también molones- El bueno y El feo ganan con la justicia de su lado. Fin.

Foto de cartel:



Una película bastante chula, ¿no? Pues no. Así es una mierda, la verdad, en seguida se sabe quien es El bueno y El malo. Y a mí me cansa que El bueno y La chica acaben siempre ganando, que El feo no se coma un colín, que ayude al bueno y sean todos felices. Pf. Me aburren.
A mí me gustan más ese tipo de pelis en las que nunca sabes quién es el malo de verdad, en las que hasta el final no sucede un giro de 360º y que cambia por completo la imagen que tenías de ella. Y que cuando salen los créditos aún estás con la boca abierta y diciéndole al de al lado “pero, pero, pero ¿HAS VISTO ESO?".

Y oye, estamos de suerte, porque esta, al fin, es de esas.


>> (…) La chica –que lleva unos bolsos también molones- El bueno y El feo ganan con la justicia de su lado. Fin. Parece que todo termina aquí, todos felices menos El malo, claro. Sin embargo, La poli descubre nuevas pruebas y empieza a seguir una pista de Dinero negro que le acaba llevando hasta El bueno y sus amigos. El malo vuelve a señalar hacia El bueno, pero esta vez resulta que no existe tal Plan maligno, ya que cuando El bueno intenta demostrarlo demandando el informe policial, el juez decide en menos de 24 horas que el informe y las pruebas están perfectamente, vamos, que no existe el Plan ese. Al final resulta que El malo no es tal, que la conspiración no era una conspiranoia, si no que existen pruebas, pruebas sin cursiva y sin comillas. Los Trajes molones quedan en segundo plano porque el Dinero negro es todavía más molón. El feo llama a El bueno porque ya no sabe si sus numeritos funcionarán o sólo conseguirán que caiga junto a El bueno. El feo y El bueno se reúnen durante horas para ver como reaccionan, La chica… de La chica no se sabe nada, al ver que El bueno usaba careta parece que prefiere mantenerse al margen, ella y sus bolsos molones. Los Periodistas vuelven a la carga esta vez con verdaderas pruebas…

Y hasta aquí puedo contar.

Interesante, ¿eh?

¿Qué como acaba El ppeliculón? Bueno, habrá que esperar para verlo, siempre mola más verlo con tus propios ojos y que no te lo cuenten.
Sólo espero que sea un final de esos en los que más de uno cuando acabe diga “¡¿has visto eso?!” y que el de al lado realmente lo haya visto.

Pues toma dos tazas

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Suena como agresivo, pero para nada.
Es todo en realidad un alarde de generosidad. ¿Tenías sed? Pues toma, dos vasos. Y tan amable, oiga. ¿O no?, ¿No te quedas así, como más saciado?, ¿No te gusta recibir el doble?, ¿Dar el doble?, ¿Saborear el doble?, ¿Saber el doble?

Sigue la búsqueda de información, el ansia de saber, las preguntas sin respuesta, las respuestas sin preguntas. Una ¿aventura? que comenzó en otro lugar, en el que la locura se apoderaba de todos, en el que todos se apoderaban de nada.

¿Querías caldo? Pues bienvenido, hay tazas para todos.