17 de diciembre de 2009

To Shoot an Elephant, o la miserable realidad de la Franja de Gaza





Este es el trailer del documental “To Shoot an Elephant” de Alberto Arce,  periodista de 32 años, que cubrió como “periodista empotrado” o tal vez mejor dicho como testigo, la masacre de la franja de gaza.

Hace menos de un año todas las televisiones y periódicos nos bombardeaban (igual que se bombardeaban israelies y palestinos) con imágenes de miles de muertes producidas por el conflicto en la Franja de gaza. Y, aunque ahora apenas se recuerda, en esta historia todavía continúa produciéndose una situación de violación constante del Derecho Internacional y, sobretodo de los Derechos Humanos, al no establecerse ningún tipo de responsabilidad, ningún control de esta supuesta paz, ni ningun interés en lo que sigue sucediendo y en lo que sucedió. Porque lo que ahora recordamos como cifras y noticias que no paraban de repetirse, fue una realidad, una realidad Alberto Arce se ha encargado de recordarnos en este documental. Un documental que debería impactarnos pero que apenas se ha mencionado.

En una espléndida entrevista de Pilar Guanter, este periodista confiesa que lo que le más le duele de todo esto es precisamente, esta ausencia de impacto, de consecuencias por las imágenes mostradas, por lo que sucedió.




La Red Euro-Mediterránea de Derechos Humanos ha declarado que un año después de la ofensiva sobre la Franja de Gaza “y a pesar de las conclusiones de la Misión de Investigación de la ONU de que tanto las fuerzas militares israelíes como los grupos armados palestinos violaron el Derecho Internacional y cometieron crímenes de guerra sumados a graves violaciones de los Convenios de Ginebra y posibles crímenes contra la humanidad, no se ha responsabilizado a nadie de los crímenes perpetrados, que incluyeron la matanza de más de 1.400 palestinos, 13 israelíes y la destrucción total o daños severos de aproximadamente 22.000 edificios.”

Además, continúa la declaración, el asedió ilegal de los habitantes de Gaza continúa.


Esto es alarmante, escandaloso, intolerante, y un sinfín de adjetivos más, pero es real, sí, está sucediendo. Ahora mismo.
Sucede y se nos olvida, no interesa o no nos enteramos, o no interesa que nos enteremos.

Las preguntas que nos hacíamos hace escasamente un año sobre este conflicto “¿Por qué pasa esto?¿Por qué las personas no pueden vivir en un mismo país aunque tengan diferentes religiones? ¿Por qué luchamos por trozos de tierra, cuando un hogar es donde uno se siente feliz? ¿Por qué matamos y morimos por ello? ¿Qué es lo que consideramos libertad? ¿Y por qué somos todos tan jodidamente egoístas y miramos hacia otro lado? ¿Es que tienen que acabar muriendo todos para hacer algo?”.
Continúan, pero tal vez deberíamos dejar de pensar tan ingenuamente y matizarlas o incluso concretarse en tan solo una: ¿a quién le interesa que se produzca este conflicto y todas estas muertes? Ya que lamentablemente, esta pregunta al final es la única que podrá contestar a las demás.

La respuesta la ofrecen claramente y sin tapujos Bill Christison, oficial retirado de la CIA, y Kathleen Christison, analista política retirada de la CIA con experiencia en asuntos sobre Cercano Oriente de más de 30 años. Ambos redactaron un estudio en el 2007  (2007! antes de la última masacre en la que no se hizo/hace prácticamente nada) que ha traducido y publicado hace poco la revista rioplatiense Futuros, y que la página web rebelión.org ha tenido la amabilidad de difundir. En este trabajo, ambos explican de una manera interesantísima (recomiendo su lectura completa aquí) ente los intereses escondidos (o no tanto) del lobby israelí y el Gobierno de los EEUU, que se unen en unos solos y que pueden llegar a resultar demasiado peligrosos (como ya se ha comprobado). Con una metáfora de si israel es la cola que mueve el perro (EEUU) o si es el perro el movido por la cola, es realmente espeluznante la realidad de la política estadounidense, el poder del lobby israelí y la presión y manipulación de los medios y de todos aquellos que han intentado señalar esta realidad con algo más que el dedo.


No voy a reproducir todo lo que dicen, porque no llegaría a poder explicarlo ni la mitad de bien que lo hacen, y resumirlo sería algo atroz, porque debe ser leío con todo detalle. Así que me limitaré a añadir que con la conclusión de que no hay ni perros ni colas, y que se trata únicamente de un único monstruo horrible de dos cabezas, nos devuelven a una realidad que ni las más originales películas de terror podrían imaginar.
Igual que el documental de Roberto Arce, nos muestran que todo no es más un movimiento programado minuciosamente por unos intereses que es lo único que aquí importa, y en los que las vidas de las personas, sus palabras, sentimientos, ni siquiera su aliento, significan apenas nada.

2 tazas:

Manuel Regidor González | 17 de diciembre de 2009, 15:47

Sin duda, este conflicto parece ser que ha llegado a un punto en el que encontrar una solución pacífica resulta imposible. No es más que otra muestra de la involución humanitaria.

Len0re | 19 de diciembre de 2009, 15:48

Involución, esa es la palabra!